Al inicio de nuestro emprendimiento, fue fácil creer que teníamos como deber único el basarnos en una cultura arquitectónica: diseñar por diseñar, dejando relegado el tema de los estudios profundos de mercado. Pero no todo fue malo, porque la experiencia superó todo error.
Esto se debe a la enseñanza tradicional que nos fue impartida en las aulas de clase, en donde nuestro sueño de crear y construir estaba por encima de todo, hasta de nuestra sobrevivencia competitiva.
Hoy, que entiendo mejor mi panorama como desarrolladora, puedo reconocer la importancia de aprender cada día más sobre temas ajenos a mi profesión, pero que son vitales para mi desarrollo tanto personal como profesional.
En el estudio de las lecciones se han podido tocar temas tanto financieros como de diseño, los mismos que hacen referencia al desarrollo adecuado de ciudades, al posicionamiento de marcas personales, a la evolución de la profesión, a las mejores prácticas que un arquitecto debe considerar durante el desarrollo de sus proyectos, sin dejar de lado su esencia. Por lo que resulta mejor ver el panorama ampliado, a limitarnos únicamente a números o a diseños.
Es importante reflexionar sobre cómo están creciendo las ciudades, sobre el papel fundamental que tenemos para no afearlas con nuestros proyectos, sobre lo que la gente espera realmente de nosotros de hoy en adelante y sobre la evolución que debemos plasmar en nuestras obras pensando en un futuro que ya lo está cambiando todo.